¿Por qué dos o más científicos sin conocer el trabajo de
otros, dan a menudo simultáneamente con la misma teoría?
(Por
José Luis Rubio)
Capítulo 2 de CIENCIA, y además lo entiendo!!!
El
tema parece sorprendente, pero no lo es tanto. En realidad, muchos inventos,
avances y descubrimientos se han producido simultáneamente por individuos o
grupos de investigación que trabajaban independientemente. La historia está
llena de casos famosos. Quizás uno de los más conocidos sea el Darwin y Wallace
con el descubrimiento simultáneo e independiente de la teoría de la evolución.
Mientras Charles Darwin se debatía en su agónica lucha interna por dar a
conocer o no lo que él sabía que iba a ser una auténtica revolución, Alfred
Russel Wallace, trabajando independientemente en la lejana Nueva Zelanda, había
llegado a las mismas conclusiones. De hecho si Wallace, honesta y
confiadamente, no hubiera enviado a Darwin sus escritos, quizás hoy
conoceríamos la teoría de la evolución como la teoría de Wallace y no como la
teoría de Darwin.
Lo que parece ser una casualidad se
repite muchas veces a lo largo del desarrollo científico y en los avances
tecnológicos. Existen abundantes recopilaciones y listados de descubrimientos
completamente independientes, sean sincrónicos o no, a lo largo de la historia
de la humanidad. Robert K. Merton (1973) es uno de los autores más conocidos en
el estudio de los descubrimientos simultáneos a lo largo del tiempo. Por cierto
que uno de los avances científicos que
cita es el descubrimiento de la circulación pulmonar de Miguel Servet (1553)
que se produjo con total independencia del mismo descubrimiento por Ibn
al-Nafis en Egipto (1242).
En el mundo de las patentes y del
desarrollo tecnológico, a lo largo de la historia, nos encontramos con sonoras
y dramáticas luchas, no solo por la autoría, sino por la prioridad de los
descubrimientos. Frecuentemente se han aireado disputas y acusaciones, algunas
veces con demandas por plagio, espionaje y fraude, cuando en realidad se llegó
al mismo resultado de manera independiente. Un caso muy llamativo es el de
Alexander Bell y Elisha Gray que presentaron su solicitud de patente sobre el
teléfono, ¡el mismo día!, en concreto el 14 de febrero de 1876. Es también
famoso el caso de Tesla y Edison, con sus múltiples conflictos, en principio
resueltos a favor del norte americano por una cierta falta de escrúpulos y
mayor capacidad de presión y maniobra, pero paulatinamente con un mejor y justo
reconocimiento de las contribuciones de Tesla.
Esta pauta de simultaneidad también
puede observarse en los desarrollos de las culturas y civilizaciones a lo largo
del tiempo. También, en los colectivos sociales sin contacto alguno, se han ido
produciendo descubrimientos y avances simultáneos e independientes. Uno de los
de mayor trascendencia quizás haya sido el de la agricultura, que surge casi
sincrónicamente en zonas tan alejadas y evidentemente sin absoluto contacto
entre ellas, como el Creciente Fértil-Mesopotamia, China, Mesoamérica y la
India. En este mismo sentido, sociedades aisladas de distintos rincones del
mundo progresaron y descubrieron avances
que también lograron civilizaciones lejanas. Estos avances se produjeron
no solo en agricultura, sino en
una variedad enorme de temas como pueden ser la escritura, el calendario, las
matemáticas, la arquitectura, la
organización social, el aprovechamiento del agua, el arte, la fabricación de
herramientas y utensilios, la domesticación de animales,…
¿Por qué se produce esta situación?
Los investigadores del tema consideran que más que casos únicos, se les debe
considerar como una pauta común en ciencia y en el patrón del progreso humano
(Kuhn, 1962). De alguna manera se va produciendo un proceso acumulativo de
experiencias, observaciones y progresos, muchas veces basados en la práctica
común de prueba y error. Se va creando un cierto clímax de época o de
conocimiento acumulado que en un momento dado genera la irrupción del
descubrimiento. Pero este proceso tiene múltiples facetas e implicaciones.
Existe una curiosa similitud entre el
desarrollo y evolución del individuo y la evolución del colectivo humano y
social. La creatividad siempre ha sido y me atrevería a decir, que todavía lo
es, un proceso misterioso. En tiempos, se pensaba que la creatividad era algo
ajeno al ser humano, algo externo que procedía de la inspiración de las “musas”
o de poderes superiores externos. Algo que venía de no se sabía bien de dónde
pero que era ajeno al individuo. Hoy sabemos que se trata de una actividad
cognitiva que, como otras funciones mentales, la desarrolla nuestro sistema
neuronal. Hemos pasado de considerarlo, como algo así como un favor de los
dioses, a una función de nuestras neuronas (Lehrer, 2012). Pero estamos todavía
en los inicios de entender el fascinante proceso del descubrimiento o de la
creatividad y de momento, en su esencia, el hecho de encontrar la solución al
problema planteado o el hacer algo de manera distinta, permanece como un gran
misterio rodeado de falsos mitos.
En efecto y durante mucho tiempo se ha
considerado al descubrimiento como algo inescrutable, como una cualidad
biológica que solo alcanzaba a algunos pocos afortunados. Sin embargo, el ser
humano sigue unas pautas comunes de comportamiento marcadas por nuestro sistema
genético como especie. Dentro de estas pautas comunes algunos individuos logran avances y desarrollos que están fuera del
patrón general y, además, esta situación puede ser compartida por otros
individuos con los que no existe contacto de ningún tipo. En distintas
individualidades, e individuos aislados, se llega a una situación de
experiencia, conocimiento y atracción por lo no conocido o no experimentado, en
la que el desencadenamiento del descubrimiento puede surgir de manera casi
inevitable. Pero esta situación previa al descubrimiento deriva y es
consecuencia del conocimiento previo acumulado. En este sentido la frase de
Newton:
“Si he visto más lejos
es porque estoy sentado sobre los hombros de gigantes”
ilustra
perfectamente esta situación. Por cierto, se trata de una metáfora que se atribuye a Newton pero que, al
parecer, no fue, ni mucho menos, el primero en utilizarla.
Así pues, puede llegarse a una
situación de clímax cuyo paso siguiente es un eureka que previamente permanecía
oculto. Y una vez alcanzado este clímax o momentun, si un investigador no
consigue el descubrimiento, muy probablemente otro lo hará. Sin embargo de este
nivel de clímax no se deriva necesariamente que el descubrimiento sea
inevitable. La naturaleza no revela fácilmente sus secretos. La mayoría de los
inventos tienen detrás un largo y lento proceso acumulativo que puede durar
décadas y en el que progresivamente se han ido produciendo avances en distintos
aspectos necesarios y complementarios, que finalmente crean el momentun para que el individuo, o individuos aislados,
puedan producir el descubrimiento. Se podría afirmar que, los avances se
producen solo cuando llega ese
“momento”. Sin embargo a nivel individual y previamente al descubrimiento son
necesarias ciertas condiciones. En primer lugar es necesaria una etapa previa
de saturación de conocimientos sobre el tema. También es necesaria la capacidad
de observación y de disposición mental para la evaluación adecuada de los
hechos, datos y observaciones. De alguna manera, la mente humana solo ve las
cosas para las que está preparada para ver. De ahí la oportuna frase de Louis
Pasteur en la que advierte que “el azar favorece al espíritu preparado”.
Algunas veces, y si se han dado estos aspectos previos, puede surgir el
fenómeno de serendipia, cuando nos hemos relajado y alejado mentalmente del
tema.
Pero para que se produzca el
descubrimiento o avance y que este pueda implementarse, también son necesarias
otras condiciones externas al investigador, como pueden ser la capacidad social
y económica de su entorno para hacerse eco del descubrimiento y desarrollarlo.
También el contexto cultural e institucional que pueda apreciar el interés de
su aplicación. Por supuesto, y como en todo, la suerte y la confluencia de
situaciones favorables, pueden ser un factores importantes.
Cuando ocurren todas estas
circunstancias, individuales y sociales, la invención puede producirse. Puede
ocurrir lo que Henry James llamaba “adivinar lo invisible a partir de lo
visible” o según Martin Heidegger, el “proceso de desocultación”. Y este
proceso o epifanía tiene lugar en nuestra red neuronal. Todavía nadie sabe cómo.
Todavía no se conoce como puede producirse ese fogonazo de segundos de
duración, en el que súbitamente aparece la comprensión del problema y la
solución del mismo. Según los estudios neurológicos (Lehrer 2012), el fogonazo
de ondas gamma procede de una circunvolución del lóbulo temporal superior
derecho. Y una vez ocurrido, la solución del problema resulta obvia. ¿Pero cómo
no se me había ocurrido? Ahora bien y como hemos indicado, hay que estar
preparado para poder darnos cuenta de esa tenue y rápida ráfaga de corriente
neuronal en la que fugazmente aparece la solución. Hace falta una importante
preparación personal y unas adecuadas condiciones sociales. Si estas se dan, podremos
darnos cuenta de ese ramalazo de tenues ondas neuronales en el que viaja la
respuesta al problema o la invención largamente buscada. Es el eureka que solo
durante décimas de segundo nos envían nuestras sinapsis. En definitiva, una nueva idea o una solución
es una pauta neuronal que de pronto cambia y funciona con un nuevo patrón que
previamente no se había producido hasta entonces.
Este proceso puede producirse en
mentes alejadas trabajando independientemente en el mismo problema. Y también
puede producirse en colectivos científicos o sociales trabajando conjuntamente.
De hecho, hoy día se reconoce que las grandes contribuciones científicas surgen
de la colaboración de grupos, y cada vez estas colaboraciones aumentan su
carácter internacional y multidisciplinar.
Existe una clara tendencia a la colaboración y al trabajo en equipo, en el
desarrollo de la ciencia. Es significativa la pauta creciente a otorgar Premios
Nobel a grupos de científicos más que a investigadores individuales. Existen
razones de tipo práctico como es la necesidad de distintos especialistas que
cubran distintos campos científicos y la necesidad de utilizar costosas y
sofisticas infraestructuras de investigación.
Para terminar una reflexión-consejo.
Dado que nos encontramos en un mundo cada vez más interconectado y con los
antecedentes que hemos comentado, si tienes algo interesante en tu cabeza o en
tu laboratorio, corre a publicarlo o a patentarlo porque si no, es muy probable
que alguien se te pueda adelantar.
Referencias:
Kuhn,
T. S. 1962 La estructura de las revoluciones científicas. Fondo de Cultura
Económica
Lehrer,
J. 2012 Imaginar. Cómo funciona la
creatividad. RBA.
Merton,
R. K. 1973 "Resistance to the Systematic Study of Multiple Discoveries in
Science", European Journal of Sociology, 4:237–82, 1963. Reprinted in
Robert K. Merton, The Sociology of Science: Theoretical and Empirical
Investigations, Chicago, University of Chicago Press,1973 ( https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_multiple_discoveries)
José
Luis Rubio
Doctor Ingeniero Agrónomo
Investigador Científico CIDE – CSIC, Valencia
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