Un blog sobre los libros que nos hicieron amar la ciencia - A blog about books that made us love science
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lunes, 24 de agosto de 2020
miércoles, 1 de julio de 2020
CIENCIA, y el "Cosmos" del siglo XXI
CIENCIA,
y el “Cosmos” del siglo XXI
El libro
homenaje/actualización del COSMOS de Carl Sagan.
Más de medio centenar de
científicos recogen el guante lanzado por Alicia Parra y Quintín Garrido para
homenajear y actualizar el COSMOS de Carl Sagan en el 40 aniversario del
estreno de la serie en televisión y de la publicación del libro.
Este homenaje se plasma
siguiendo la línea, estructura, utilizada en el libro original. Los autores
participantes, tras la elección de un tema tratado en COSMOS, desarrollan su aportación con un lenguaje claro y riguroso,
a modo de continuación del legado divulgativo iniciado por Carl Sagan.
Este libro se presenta bajo
Licencia Creative Commons y en formato de archivo pdf para su descarga
gratuita. Tanto la descarga como la lectura en línea se realiza a través del
blog:
Es de destacar que todo el
proyecto gira en torno a la premisa de “sin ánimo de lucro”, ni que decir tiene
que ha sido posible gracias a que todos los participantes lo han hecho de
manera altruista.
Mención expresa a las
introducciones de Inés Pellón González y Jesús Martínez Frías que junto con la
contribución especial de Jon Lomberg y del resto de participantes hacen de este
libro una auténtica gran obra en la divulgación de este siglo XXI.
No se puede hablar de la
serie Cosmos y no mencionar la música que acompañaba las espectaculares
imágenes (Vangelis entre otros), en esta ocasión hemos conseguido, para su
escucha si se opta por la lectura en línea de nuestro CIENCIA, y el “Cosmos”
del siglo XXI, la participación altruista de grandes músicos, todos participan bajo
Licencia CC también, mencionar y agradecer a J.J. Machuca, J.A. Caballero, Bert
Schellekens, Gabriel de Paco, entre otros muchos.
Y un agradecimiento especial
a Carl Sagan por habernos hecho partícipes de la aventura de la Ciencia: “El cosmos es todo lo que es o todo lo que
fue o todo lo que será”. Comienzo del capítulo 1 de COSMOS.
Solo queda disfrutar de
la lectura de este libro y adentrarnos poco a poco en el vasto océano del
conocimiento.
miércoles, 13 de mayo de 2020
viernes, 20 de marzo de 2020
martes, 10 de marzo de 2020
Sobre el coronavirus - Margarita del Val
Sobre
el coronavirus.
(Por
Margarita del Val)
Soy
viróloga e inmunóloga, pero no epidemióloga.
A mi juicio, la clave para entenderlo es pasar del nivel de individuo al nivel de epidemia, que la que la sufre es la sociedad.
Entiendo vuestro asombro porque estoy de acuerdo en que no se dice por qué se toman estas medidas tan inhabituales, y, de verdad, no entiendo por qué no se dice. En breve, para quien no quiera leer más: se toman estas medidas no solo para protegernos a cada uno de nosotros, sino especialmente para proteger a los vulnerables y especialmente a los que nos curan, para que los sanitarios no se saturen ni enfermen en masa y puedan curarnos a todos. Entiendo también que no se quiera alarmar a la población para que no acudan innecesariamente al médico. Aún así, como vosotros, echo de menos una explicación de las medidas drásticas.
Algunos puntos para entenderlo, en mi humilde opinión:
La
mortalidad parece ser algo superior que la de la gripe, pero el grupo más
vulnerable es parecido y hablar como de gripe no es alejarse mucho de lo que
es. La gripe, por cierto, no es tan banal como nos creemos. Cada año mueren
6.300 españoles de gripe. Muchos más que por accidentes de tráfico. Hay que
tener especial atención con gente con patologías previas de varios tipos y con
gente de mayor edad: la mortalidad en China aproximadamente se duplica con cada
década (buscad datos exactos si queréis), llegando al 14,8 % para los mayores
de 80 años.
Así que a nivel individual no hay que sobre-preocuparse. Si tenemos síntomas por los que por gripe no iríamos al médico ni al teléfono, y si no somos contacto de un infectado o hemos viajado a lugares de riesgo, solo tenemos que leernos las instrucciones de Sanidad, quedarnos tranquilos, y no saturar los centros médicos por el miedo.
PERO: (y no quiero alarmar): a nivel colectivo hay varias diferencias que justifican este cuidado, estas cuarentenas, este impacto social y económico. Es lo que es el contenido completo de la palabra epidemia: que el impacto es a nivel colectivo, de sociedad, no solo individual:
Es un virus nuevo y la ciencia sabe muy poco de él. Y por tanto puede predecir muy poco. Pero hacemos bien los científicos en afanarnos e intentar entender todo lo posible
No tenemos ni un antiviral ni una vacuna, mientras que frente a la gripe tenemos vacunas, mejorables, pero tenemos. Ni sabemos si toda la ciencia logrará producir vacunas; es posible, pero hasta que no las tengamos, no sabemos. Tenemos vacunas frente a pocas enfermedades infecciosas, no olvidéis que hay infecciones que se resisten a pesar de esfuerzos científicos mundiales tremendos, como HIV o dengue, malaria o tuberculosis, y muchas más.
Es bastante más contagioso que la gripe, entre otras cosas quizás porque mal que bien contra la gripe tenemos algo de inmunidad pasada, pero frente a este virus estamos totalmente inermes, naive.
De gripe se enferma (o sea, con síntomas como para ir al médico) un 1% de la población cada año en la temporada de invierno. Lo que quiere decir que a lo mejor no sabemos lo que es una gripe en nuestra vida - puede que no nos toque más de una en 100 años - a no confundir una buena gripe con otras infecciones más leves con síntomas muy parecidos. Y se hospitalizan cada año unos 30.000.
De coronavirus nos podemos infectar, teóricamente y sin cuarentenas ni barreras, un 100% de la población en unos pocos meses, en el peor de los casos. Bueno, solo un 20-25% tendrán síntomas, en el peor de los casos.
El 1% de gripe anual en invierno es lo que absorbe el sistema sanitario, que llega en esos meses a sus niveles máximos de saturación.
No podemos permitirnos la libre circulación del coronavirus porque enfermaría (grave o crítico) un 17% de la población (datos de China actuales), número de pacientes que es inabsorbible por el sistema sanitario.
Por tanto hacen falta cuarentenas, trazado de contactos, y cualquier medida que logre reducir la velocidad a la que, lentamente, nos iremos contagiando casi todos. Hay que ganar todo el tiempo posible para que la infección de todos tarde ojalá que 100 años. Hay que ganar tiempo para que haya una vacuna o un tratamiento. Hay que ganar tiempo a ver si hay suerte y se atenúa en verano. O desaparece, como el SARS con medidas de contención parecidas a las actuales. Hay que ganar tiempo para que haya un antiviral. Hay que ganar tiempo a ver si vivo más y no me muero precozmente.
Pero, sobre todo, hace falta que nuestro sistema sanitario no colapse. Porque es una enfermedad que, con asistencia sanitaria, es mucho menos dañina y mucho menos mortal que sin ella: oxígeno, hidratación, antipiréticos, antiinflamatorios, antibióticos si se complica, soporte vital... - lo saben los médicos para las demás neumonías, pero quizás este virus tiene patologías y secuelas propias. En China, en la "zona cero" la mortalidad ha sido entre 8 y 30 veces mayor que en otras provincias de China: "Asked why [in] Wuhan [the fatality ratio] was so much higher than the national level, the National Health Commission of China official replied that it was for lack of resources" (reunión NHCC y OMS, Feb 20, 2020).
Porque hay que frenar la epidemia, está protocolizado que los sanitarios se pongan en cuarentena cuando han estado expuestos sin saberlo y sin protegerse a un enfermo. Esto se hace ya para neumonías, sarampión, por ejemplo, y también ahora para coronavirus. Si ellos se infectan, aunque sea levemente, y se tienen que poner en cuarentena, para evitar contagiar a su vez a pacientes muy vulnerables, van bajando los recursos humanos sanitarios.
Porque hay que frenar la epidemia, está protocolizado que los enfermos sean aislados, en hospital o en casa según la gravedad y según los recursos disponibles. Pero de esta manera, con las medidas necesarias de aislamiento, no podrán ni siquiera atendernos si llega a enfermar el 1% de la población en unos meses, si llega a ser el nivel habitual que alcanza la gripe en invierno, ni si llega a ser un año de gripe duro. Lombardía ha llegado este fin de semana pasado del día internacional de la mujer a niveles cercanos a la emergencia sanitaria con unos 350 casos por millón de habitantes, muy lejos del 1% (que son 10.000 casos por millón). Por eso ha sido necesaria la adopción de medidas drásticas de circulación de las personas. Y la Sanidad italiana es la quinta del mundo, con la española la tercera, con todas sus deficiencias y sus grandezas que conocemos, En Hubei han llegado a un máximo de 1.200 casos/millón. Por eso han tenido que construir 16 hospitales en pocos días y reclutar a decenas de miles de sanitarios de otras provincias.
Hay que frenar la epidemia porque la observación de Italia, de España, nos muestra que cada semana o diez días se multiplica el número de casos por 10. Haced números a corto plazo, estimad cómo llegamos tan solo a fin de mes si seguimos reticentes a adoptar o seguir las medidas recomendadas.
Por eso hay que respetar todas las medidas de contención, de cuarentena, de aislamiento que nos recomienden las autoridades sanitarias. Porque aún haciéndolo, y estando más preparados que nunca en la historia para combatir una pandemia, estamos también más globalizados que nunca para expandir y potenciar una pandemia.
Por eso, además de seguir a rajatabla todas las medidas recomendadas, hay que tener sensatez y autolimitarse los contactos. Porque lo que está en cuestión no es solo si me infecto yo o no, sino sobre todo si yo puedo infectar o no a otras personas, justo lo contrario. Recordad, es una epidemia. Por eso, cancelar congresos de sanitarios. Por eso, evitar viajes innecesarios y en los que estemos expuestos y exponiendo a mucha gente de orígenes diversos. Por eso, evitar multitudes y reuniones grandes. Por eso, cuando te cierran la empresa porque hay un caso de coronavirus en tu departamento, no hay que irse a tomar una copa o a visitar a tu madre o a hacer la compra en un momentito: te envían a casa no para protegerte a ti, que estás fuertote, joven y sano, sino para que no seas un vehículo de contagio que podría llevar a la muerte a personas más vulnerables en un par de saltos de contagio, e incluso a ti si inopinadamente sufres una apendicitis y no te pueden curar.
Por no hablar de si pasa lo mismo en unas semanas en países con menos recursos.
Ojala que en un futuro se convierta tan solo en una enfermedad estacional como la gripe y las múltiples infecciones respiratorias que sufrimos regularmente. Pero para llegar a ello tenemos que pasar por la oleada de la epidemia. Y tiene que ser lo más lentamente posible. Hay que ganar tiempo, cualquier retraso en la diseminación del virus y la extensión de la epidemia es importante. Sí, es posible hacerlo y los retrasos están en las manos de todos (nunca mejor dicho, lávatelas) incluso con medidas sencillas.
Además de un intento de explicación, esto es una llamada a la sensatez y a la responsabilidad, una vez que tenemos los datos, los pocos datos que conocemos de este virus. La responsabilidad no es solo no sentir pánico, que también, sino pensar en los demás, que suelen ser, siempre, los más cercanos.
Bueno, esta es mi opinión.
Margarita del Val
Doctora en Química
CBMSO-CSIC-UAM
Recomendación de lectura en este blog.lunes, 9 de marzo de 2020
domingo, 23 de febrero de 2020
¿Cómo funciona un microscopio electrónico? - Francisco J. Terán
¿Cómo
funciona un microscopio electrónico? ¿Existen microscopios basados en otras
partículas fundamentales?
(Por
Francisco J. Terán)
Capítulo 57 de CIENCIA, y además lo entiendo!!!
(Noviembre 2016)
Desde
finales del siglo XVI, la microscopía se ha venido desarrollando como una rama
de la ciencia con el fin de proporcionar tecnologías que faciliten la
observación y el estudio de objetos demasiado pequeños de ser percibidos a
simple vista. A día de hoy, no está del todo claro si la primera “mirada” de la microscopía fue puesta en
el firmamento para estudiar esas “pequeñas
luces” que allí brillan denominadas "astros"
-Galileo Galilei no fue el pionero en la creación del telescopio pero si quien
más lo mejoró y publicitó (1)- o en los microorganismos -Antonie van
Leeuwenhoek fue pionero en microbiología por sus mejoras en el microscopio
(2)-.La microscopía óptica, basada en el uso de luz, lentes y otros componentes
ópticos, fue la primera en desarrollarse. Con ella se asentaron buena parte de
los fundamentos generales para otras microscopías que también emplean ondas
para sondear la materia en la escala submicrométrica. Así, se abrieron las
puertas a grandes avances en distintas áreas de la ciencia, desde el estudio de
la célula a las propiedades de la luz o la materia. Esto último fue clave para
el descubrimiento de ciertas leyes de la física a partir de las cuales han
surgido microscopías como la electrónica, permitiendo la visualización y
manipulación de objetos en la escala del nanómetro (1 nm = 10-9 m).
A principios del siglo XX, de Broglie (3) enunció el carácter ondulatorio del
electrón. La "óptica
electrónica" superó las limitaciones de la microscopía óptica en el
rango visible (400-700 nm) gracias a que de Broglie relacionó la longitud de
onda del electrón con su energía cinética (𝜆dB=h/p, donde h es la constante de Planck y p
el módulo del momento del electrón). De esta forma, acelerando al electrón
(i.e. aumentando p) se puede reducir 𝜆dB varios órdenes de magnitud. Consecuentemente, se pueden
lograr aumentos del orden de x106 con una resolución espacial del
orden del angstrom (1 Å= 10-10 m), valores muy alejados de los que
ofrece la microscopía óptica tanto en aumentos (~x103) como en resolución
espacial (~200 nm).
A continuación describiremos los
fundamentos básicos de las modalidades más relevantes de la microscopía
electrónica. Para finalizar, haremos mención a otras microscopías basadas en el
carácter ondulatorio de otras partículas.
1 Así funciona un microscopio electrónico
En
la actualidad, la microscopía electrónica es una técnica ampliamente extendida
para caracterizar formas, dimensiones, superficies y composición química de la
materia en la escala del nanómetro. A pesar de compartir fundamentos
ondulatorios teóricos con la microscopía óptica, la electrónica implica una tecnología mucho más compleja. La
microscopía electrónica posee principalmente tres modalidades: microscopía
electrónica de barrido (en inglés Scanning Electron Microscope, SEM),
transmisión (en inglés, Transmission Electron Microscopy, TEM), o de efecto
túnel (Scaning Tunelling Microscope, STM). De estas, se derivan a su vez otras
modalidades subyacentes como la microscopía electrónica de transmisión en barrido
(en inglés, scanning transmission electron microscope) o la microscopía
electrónica de reflexión (en inglés, reflection electron microscope).
Históricamente, el primer microscopio
electrónico se desarrolló en los años 30 del siglo XX. Ernst Ruska desarrollo
en Alemania el TEM cuyo diseño original
mantiene en la actualidad las partes principales. En su origen, el desarrollo
del TEM se benefició además de la demostración por Ruska que un electroimán
actúa como una lente electrónica. Ambos avances, la capacidad de controlar la
energía del electrón (i.e., 𝜆dB), y de generar un haz de electrones
de trayectoria variable, hicieron posible la construcción el primer TEM en
1933. Siemens inicio su comercialización en 1939. De esta manera se inició el
estudio de objetos cuyas dimensiones están en la escala del nm, que no ha
parado hasta hoy. En paralelo al
desarrollo del TEM, Manfred von Ardenne inventa en 1937 el SEM apoyándose en
descubrimientos de Max Knoll, quien también participo en la invención del TEM.
El funcionamiento del SEM se basa en el barrido de una región espacial mientras
incide un haz de electrones. Así, se puede estudiar superficies en base al
análisis de la interacción de los electrones con la superficie, por ejemplo,
analizando los electrones secundarios emitidos por los átomos de la superficie.
Finalmente, en 1981 Gerd Binnig y Heinrich Rohrer
desarrollan el STM, un microscopio electrónico basado en el efecto túnel, un
fenómeno cuántico que permite a un electrón atravesar una barrera de potencial mayor que su energía cinética. Es
decir, permitir el paso de una corriente de electrones desde el último átomo de
una punta metálica a otro ubicado sobre la superficie de la muestra (metálica o
semiconductora). Esto es posible cuando la distancia entre la punta y la
muestra es de unos pocos Å y se aplica
una tensión generalmente inferior a tres voltios entre la punta y la muestra
(4). De esta forma se pueden obtener imágenes sin precedentes de átomos
individuales en superficies con una resolución inferior a 1 Å, tanto lateral
como verticalmente. La clave de la sensibilidad STM reside en que la corriente túnel
de electrones varía un orden de magnitud por Å de distancia punta a muestra.
Pequeñas variaciones topográficas se traducen en grandes cambios de corriente.
Debido a la naturaleza del propio efecto túnel, la corriente de electrones que "tunelean" desde la punta
hasta los átomos de la superficie sondea orbitales electrónicos de valencia del
átomo. Por tanto, la microscopía STM también da información de los orbitales
electrónicos, permitiendo describir la estructura electrónica de las
superficies. Pero la característica más fascinante del STM es la manipulación
de la posición de átomos individuales, variando su ubicación espacial a
voluntad (5). Uno de los componentes básicos del STM a los que debe su éxito y
avance son los soportes piezoeléctricos sobre los que se montan las puntas.
Estos soportes permiten mover la punta con total precisión distancias < 1 Å
y mantenerla días con plena fiabilidad. Esta microscopía despierta un interés
exclusivamente académico, para estudiar las propiedades de la materia relacionadas
con la morfología de superficies, moléculas individuales, propiedades
eléctricas y magnéticas de moléculas y átomos individuales, afinidades y
enlaces electrónicos de átomos y moléculas individuales, síntesis de nuevos
materiales, propiedades electrónicas de materiales topológicos, entre otros
temas.
Como se señalaba anteriormente, las
microscopías electrónicas (salvo la STM) se benefician de la modulación de 𝜆dB a través de aumentar el momento del electrón para
alcanzar extraordinarios valores de resolución espacial y aumentos. Pero es sin
duda, el análisis de los distintos procesos de interacción de un electrón con
los átomos de la muestra en estudio lo que marca la mayor diferencia con la
microscopía óptica (ver figura 1). Así, las microscopías SEM y TEM son las
técnicas de caracterización estructural y composicional de nanomateriales más
empleadas tanto por científicos como por
ingenieros. Ambas tienen similitudes y diferencias en su tecnología. Las
similitudes son en cuanto al uso de fuentes de electrones para generar el haz,
lentes electromagnéticas para focalizarlo en una determinada ubicación espacial
de la muestra, y sistemas de vacío (vacío más alto para TEM) para minimizar la
desviación del haz a fin de mejorar la nitidez de la imagen. Por un lado, la
generación del haz de electrones emplea habitualmente filamentos de tungsteno o
dispositivos de efecto campo con el fin de crear haces de electrones coherentes
que mejoren el contraste de la imagen. Tras la generación del haz de electrones
en la fuente, se les somete a un alto voltaje con respecto a la muestra para
dotarles de un momento p definido.
Estos valores de voltaje suelen ser de unos
~100 kV para un TEM estándar hasta 200 kV para un TEM de alta
resolución. En el caso del SEM, el voltaje aplicado es inferior a los 40 kV.
Por otro lado, las lentes electromagnéticas se basan en la fuerza que ejerce un
campo magnético sobre una carga eléctrica que se mueve con una determinada
energía cinética F͞ = q𝜈͞ x B͞ . También, los campos eléctricos
pueden deflectar un ángulo fijo la trayectoria de un electrón. La aplicación de
una fuerza magnética y/o eléctrica permite desplazar lateralmente la
trayectoria de un haz de electrones para focalizarlo en una posición especial
determinada. Para ello, se requiere que la muestra esté en un vacío cuya
presión típica oscile entre 10-4 y 10-8 Pa. La necesidad
de vacío en la cámara de la muestra limita consecuentemente tanto el modo de
introducir las muestras como su preparación. Así por ejemplo, las muestras
biológicas (que poseen un gran contenido en agua) requieren ser inmovilizadas
en resinas plásticas (fijación química, intercambio de agua e inclusión en
resina) o ser preservadas en frío (crío-fijación) para no alterar las
condiciones de vacío.
Por el contrario, los SEM y TEM poseen
grandes diferencian en cuanto al tipo de muestras que pueden estudiar y a su
preparación. Por un lado, las muestras SEM
han de ser conductoras o de lo contrario ser metalizadas para evitar
acumulación de electrones (carga) lo cual altera la calidad de la imagen. Por
otro lado, las muestras TEM pueden ser cualquier tipo de muestras amorfas,
cristalinas, biológicas, etc. Su única condición es que el espesor ha de ser
ultrafino (inferior a 500 nm) para permitir la transmisión de electrones a
través. También, las técnicas de visualización de imágenes son distintas para
el SEM y TEM ya que analizan diferentes procesos de interacción electrón-materia
(ver figura 1), sean relacionados con la transmisión (TEM) o con la difusión
(SEM) del electrón sobre la muestra. Así, el TEM proporciona imágenes de mayor
resolución (hasta 3 Å cuando la aberración esférica de tercer orden está
corregida (6)) que son una proyección bidimensional generada por la
superposición de las funciones de ondas de los electrones que atraviesan la
muestra. Sin embargo un SEM proporciona imágenes tridimensionales de la
superficie pero con una menor resolución espacial (~10 nm). A los correspondientes
sistemas de visualización SEM y TEM, se les puede complementar con otro tipo de
análisis (rayos X, catodoluminescencia, pérdidas de energía del electrón,
procesos Auger, electrones secundarios, etc.…) que proporcionan valiosa
información sobre la muestra (composición química, número atómico, estado
electrónico). En la actualidad, la gran revolución ha llegado de la mano de los
detectores directos de electrones, que han permitido la toma de datos con mucha
menor intensidad del haz y mejor contraste. Tradicionalmente, los histogramas o
imágenes de SEM y TEM se han venido haciendo en blanco y negro, porque la
técnica elimina los matices cromáticos. Recientemente se ha logrado la manera
de colorear dichas imágenes empleando un detector que captura los electrones
que devuelven los iones en color (7). También, por el avance informático que
permite controlar y analizar imágenes en las que se combinan imágenes
morfológicas con "mapeados"
de la muestra en relación a distintos análisis (por ejemplo, presencia de un
elemento químico). La llegada de las cámaras CCD y la mejora en la informática
permitió la automatización de los procesos de visualización de imágenes y de
control de los componentes del microscopio.
(pinchar en la imagen para aumentar)
Figura 1: Representación esquemática de las distintas modalidades de interacción
de un haz de electrones y la materia.
2 Otras microscopías basadas en otras
partículas fundamentales
Como
hemos mencionado anteriormente, la microscopía electrónica se basa en el
carácter ondulatorio del electrón para el análisis de la materia. No existen
otras microscopías alternativas basadas en el carácter ondulatorio de otras
partículas fundamentales con carga por la dificultad en las condiciones de su
generación y la imposibilidad de
desarrollar fuentes (estas partículas se generan típicamente en instalaciones
de alta energía). Sin embargo, si ha sido posible desarrollar microscopios que
emplean haces de partículas más pesadas, como son los iones de gases nobles
(He, Ne, Ar), moléculas de hidrogeno (H2) o mezclas de ambos. La
invención de la microscopía de iones de campo (en inglés, Field Ion Microscopy,
FIM) por Erwin Wilhelm Müller en
1951 permite analizar superficies con una metodología similar a la del SEM
(análisis de electrones secundarios). Sin embargo, su resolución espacial (<
3 Å) es dos órdenes de magnitud superior
gracias a que la longitud de onda de los iones es más corta que la de los
electrones. Otra de sus ventajas respecto al SEM es que la muestra no requiere
ser un conductor eléctrico. Las generalidades del funcionamiento de un FIM son
similares a las de un SEM, variando la fuente de ondas (iones), la
refrigeración de muestra (a temperaturas entre 10 y 150 K) que está colocada en
un soporte redondeado (de radio entre 10 y 100 nm) y el sistema de
visualización de la superficie de la muestra que incluye placas con microcanales
para amplificar la señal de los iones dispersados. La versión más avanzada del
FIM es la que emplea iones de He comercializado desde 2007 (8) debido a que los
iones de He no alteran la muestra en estudio por la ligera masa del He.
Finalmente, mencionar que si bien la microscopía óptica se basa en luz visible,
luz de alta energía como son los Rayos X (con longitudes de onda 2-4 nm, cien
veces más pequeña que la luz visible) ofrece una resolución espacial del orden
de los 30 nm. En 1950, Sterling Newberry desarrolló
el primer microscopio de rayos X que fue comercializado por General Electrics.
A día de hoy, se han realizado versiones que permiten un barrido de la muestra (en
inglés, Scanning X-Ray microscope) y se
benefician de las cámaras CCD y el avance de la informática para el control del
microscopio, y el análisis de imágenes.
Notas:
1. Gribbin, John (2006). Historia de
la ciencia. 1543-2001. Crítica, p. 82.
2. Finlay BJ1, Esteban GF. Int Microbiol. 2001 Sep;4(3):125-33.
3. Louis Victor de Broglie, RECHERCHES SUR LA THÉORIE DES QUANTA (Ann. de
Phys., 10e série, t. III (Janvier-Février 1925).
4. Gerd
Binnig and Heinrich Rohrer" Scanning
tunneling microscopy—from birth to adolescence" Rev. Mod. Phys. 59,
615 – Published 1 July 1987.
5. Famosa es la imagen de STM con el texto
"IBM" que escribieron con átomos
individuales los descubridores del STM mientras trabajaban en el Centro
de Investigación IBM en Zürich (Suiza).
6. La aberración esférica es el óptico por
excelencia en la limitación de la resolución espacial del TEM y SEM.
7. Adams, Stephen R. et al., Cell Chemical Biology, Volume 23, Issue 11,
1417-1427
8. Orion Helium Ion Microscope, ZEISS Group
Francisco
José Terán Garcinuño
Doctor en Ciencias Físicas
Investigador en iMdea
NanocienciaFrancisco J. Terán
Licenciado en 1997 en Ciencias Físicas por la Universidad Autónoma de Madrid, obtuvo en 2001 el título de Doctor en Ciencias Físicas por la Université Joseph Fourier - Grenoble 1. Realizó varias estancias postdoctorales en la Universidad de Nottingham (Nottingham, Reino Unido), Laboratorio de Altos Campos Magnéticos CNRS/MPI-FKF (Grenoble, Francia), y la Universidad Autónoma de Madrid entre 2002 y 2007. Posteriormente, se incorporó como investigador senior en el Centro Tecnológico Gaiker antes de volver a Madrid en el Instituto de Estudios Avanzados en Nanociencia, donde desde 2012 lidera el Laboratorio de Hipertermia y el Servicio de Instrumentación.
Sus investigaciones se centran en el estudio de propiedades magnéticas de nanopartículas de óxidos de hierro para aplicaciones biomédicas (sensores, mediadores de calor y trazadores de imagen). Ha desarrollado numerosos prototipos para la caracterización de propiedades ópticas, electricas y magnéticas de nanomateriales. Es autor de más de 60 artículos científicos, un libro, y varios capítulos, y cuenta con decenas de comunicaciones a congresos internacionales.
jueves, 13 de febrero de 2020
Fusión Termonuclear ¿cuestión tecnológica, económica o política? - Julio Gutiérrez Muñoz
¿Se
llegará a obtener energía gracias a la Fusión Termonuclear controlada? ¿Es una
cuestión tecnológica, económica o política?
(Por
Julio Gutiérrez Muñoz)
Capítulo 56 de CIENCIA, y además lo entiendo!!!
(Noviembre 2016)
Antes
de comenzar a analizar estas preguntas, conviene dar unas pinceladas sobre qué
es la Fusión Termonuclear y su nomenclatura habitual.
Las altas temperaturas necesarias para
vencer la repulsión eléctrica de los núcleos a fusionar para obtener energía
–millones de grados Celsius– hacen que los “combustibles” (normalmente Deuterio
y Tritio) estén ionizados. Es decir, los átomos habrán perdido sus electrones y
se encuentran en un estado denominado plasma, cuyas propiedades y
comportamiento se conocen muy mal. Además, esas mismas temperaturas
imposibilitan el confinamiento del plasma en recipientes, los cuales se
volatilizarían al contacto con el gas ionizado. Actualmente, existen dos
posibilidades, con ventaja sobre las demás barajadas hasta el momento, de
controlar el proceso:
1) la fusión por confinamiento magnético, consistente en utilizar fuertes
campos magnéticos para mantener el plasma en el interior de un recipiente, pero
alejado de sus paredes
2) la fusión por confinamiento inercial, también llamada fusión por láser, consistente en
comprimir en el vacío la mezcla de núcleos a fusionar hasta densidades
extremas, mediante el bombardeo de haces de luz procedentes de un láser de gran
energía.
Ambos tipos de dispositivos, en su
evolución desde los comienzos de la fusión nuclear, han adquirido tamaños
descomunales como acreditan las figuras 1 y 2, y ese es el primer problema
–quizás el más grave que– aleja de la realidad práctica la obtención de la
energía prometida.
Ante la complejidad de la fusión, sea
cual sea el tipo de confinamiento, ¿qué cabe decir? En consecuencia, los
avances tecnológicos tienen, y seguramente tendrán por incontables años, mucho
de acierto/error. Algunos de los problemas que presentan los diseños actuales
tienen su origen, fundamentalmente, en la ingeniería y, en comparación con las
dificultades conceptuales de la física subyacente, son extremadamente graves y
difíciles de resolver.
Existe un problema adicional no menor.
En el proceso se producen neutrones de alta energía imposibles de frenar antes
de que atraviesen las paredes del dispositivo. Ello convierte en radiactivas
las estructuras, por lo que se hace necesario encontrar materiales de baja
activación frente al intenso bombardeo neutrónico, amén de otras partículas que
escapan del confinamiento.
Figura 1: Esquemas a escala que ilustran la evolución de los tamaños de los dispositivos de confinamiento magnético, los llamados “TOKAMAK” –acrónimo del ruso тороидальная камера с магнитными катушками (toroidal'naya kamera s magnitnymi katushkami, en español cámara toroidal con bobinas magnéticas)– El ITER se encuentra en estado de construcción y el DEMO, en etapa de proyecto, se supone será el primer reactor comercial.
Este bombardeo no solo induce
radiactividad, sino que cambia las propiedades físico-químicas por las que
fueron elegidos tales materiales (resistencia a las altas temperaturas,
resistencia a las grandes tensiones mecánicas, etc.). En el confinamiento magnético,
debido a los intensísimos campos, las estructuras estarán sometidas a enormes
tensiones mecánicas y aceptarán mal las pérdidas de sus propiedades, eso por no
hablar de la posible volatilización de parte de la cámara de confinamiento cada
vez que se produce una disrupción, fenómeno que, a causa de inestabilidades,
desvía toda la columna de plasma haciéndola impactar contra las paredes
(cortocircuito), ¡y ello a temperaturas del orden de millones de grados
Celsius! Por otra parte, las bobinas superconductoras, necesarias para
conseguir elevados campos magnéticos, jamás se han empleado bajo el intenso
flujo de neutrones que supondrá el funcionamiento del ITER (el prototipo casi
comercial en fase de proyecto) y puede haber sorpresas nada agradables al respecto.
Aunque los materiales irradiados
procedentes de la fusión son menos radiactivos que los correspondientes a un
reactor de fisión y podrán ser manipulados sin peligro en cuestión de un par de
decenas de años, los defensores de la fisión atacaron fuerte y uno de sus
argumentos consistía en decir que la fusión era igual de sucia y por el
contrario mucho más cara. Hace unos 35 años, Lawrence Lidsky, profesor de
Ingeniería Nuclear del MIT (Massachusetts
Institute of Technology), publicó un artículo
atacando la fusión, en la revista de esa institución “Technology Review”, del cual se hizo eco el Washington Post y terminó por dar la vuelta al mundo. Los titulares
de los periódicos eran de este tenor: “La fusión no es posible”; “Se cree
que la fusión termonuclear ha llegado a su fin”; “Se considera la fusión
sencilla pero inútil”; “Un veterano de la fusión declara que los problemas a
los que se enfrentan son irresolubles”... Los entusiastas de la fusión
tampoco acertaban con los argumentos para rebatir el ataque.
Los razonamientos técnicos de Lidsky
eran los siguientes:
a) los costes de construcción de un
reactor de fusión serán siempre mayores que los correspondientes a un reactor
de fisión de la misma potencia
b) los problemas de ingeniería serán
mayores, empezando por la necesidad de evitar el bombardeo neutrónico de los
materiales estructurales que deben soportar tensiones mecánicas hasta ahora
inimaginables
c) aunque no sean muy graves, los
accidentes provocarán en un reactor de fusión paros que harán no rentable
económicamente una central de este tipo
d) los reactores de fusión serán
enormes, complicados, caros y poco fiables
e) el uso de un reactor de fusión
estará limitado a formar tándem con uno de fisión en el mejor de los
escenarios.
En cualquier caso, la reacción
política no se hizo esperar y Lidsky fue destituido de su cargo de director
adjunto del Centro de Fusión del MIT. El encargado de rebatir sus
manifestaciones fue Harold Furth, de Princeton, quien utilizó la batería de
siempre. La justificación “estrella” consistió en decir: “Si los hermanos
Wright no hubieran construido un primer aparato volador torpón, nunca se
hubiera desarrollado la tecnología aeronáutica actual”, en una clara
defensa de la forma de investigar en modo acierto/error. Evidente, pero también
debemos reconocer que el método lo emplearon con prototipos pequeñitos. ¿Se
imagina el lector a los hermanos Wright intentando hacer volar un primer modelo
de la talla de un Jumbo?
De todo lo anterior se desprende que
la mayor desventaja de la fusión controlada, frente a otras fuentes de energía
quizás menos prometedoras pero sí más fáciles de manejar, incluida la fisión,
reside en el factor económico. ¿Qué compañía arriesgará su capital en construir
una planta de fusión que, en el mejor de los casos, funcionará a trompicones y
producirá energía a un coste superior al de cualquier otro sistema? Primero se
necesita un esfuerzo suplementario para simplificar la complejidad tecnológica
de las máquinas actuales y minimizar su coste. Hoy día un reactor de fusión
requiere el concurso de muchos países y, si fuera un sistema prometedor, más de
una compañía eléctrica ya habría entrado en tales consorcios; no olvidemos que
se postula como la energía más limpia, barata e inagotable de la historia presente
y futura de la Humanidad.
Por otra parte, muchas organizaciones
ecologistas ya han levantado la voz sobre la falacia de la inagotabilidad del
combustible. Si la fusión del combustible mezcla Deuterio-Tritio ha sido
inviable hasta hoy, más difícil será conseguir la fusión mediante la mezcla
Deuterio-Deuterio. Como el Tritio es radiactivo y de corta vida media, no se
encuentra en abundancia suficiente en la Naturaleza y hay que obtenerlo por
bombardeo neutrónico del Litio6, por consiguiente, es el Litio el elemento que
debe proveer de combustible a una planta termonuclear y su abundancia, aunque
es 15 veces mayor que la del Uranio, no es ilimitada, sobre todo la del isótopo
Litio6, el cual representa solo un 7 % del Litio natural. A ello se añade
el problema del uso del radiactivo Tritio, susceptible de pasar al ciclo
biológico del agua, y de los materiales, también radiactivos, que saldrán de
las estructuras desechadas.
La fusión, por lo tanto, podría ser
una gran mentira, como algunos la califican.
Supongamos que estamos en 2050 y los
prototipos como el ITER han demostrado que la fusión es viable a un coste de,
pongamos por caso, 8000 millones de euros por planta energética. Además, la
Física del Plasma no ha proporcionado ninguna sorpresa nueva con relación a las
inestabilidades, disrupciones, etc., y los reactores se han mostrado estables.
El problema seguiría siendo el mismo que el actual en relación a las plantas de
fisión. Una central de este estilo siempre será un generador de base, es decir,
debe proporcionar energía eléctrica a la red a un ritmo constante y sin
interrupciones imprevistas, pues su coste inicial hace que solamente sea
rentable si está siempre operativa. Por otra parte, es muy probable que siempre
se necesiten enormes cantidades de energía para reiniciar la ignición tras una
parada, por consiguiente, desde el punto de vista del coste energético, una
parada en fusión supone un problema mucho mayor que en fisión.
Hablemos del coste del combustible en
el confinamiento magnético. Sin lugar a dudas es prácticamente despreciable
frente a la inversión inicial en infraestructuras, pero esta es tan elevada, al
nivel actual de conocimiento, que supera con creces los costes de otras fuentes
de energía. Por esta razón muchos opinan que el tiempo y el dinero dedicado a
la investigación de fusión deberían dedicarse a otras tecnologías energéticas
que ya hubieran mostrado su viabilidad.
¿Es viable económicamente la fusión
por láser? La respuesta, de momento, es negativa y, esta vez, aunque parezca
mentira, por cuestiones de coste del combustible. Efectivamente la fabricación
de los “perdigones” de combustible es hoy un proceso carísimo (véase la figura
2). El presupuesto de la Universidad de Rochester es de varios millones de
dólares por 6 cápsulas de Deuterio-Tritio que se introducen en la cámara de
irradiación para quemar en un año. Una máquina comercial necesitaría unas
90 000 de esas cápsulas por día. La pregunta es obvia: ¿es posible
abaratar hasta extremos rentables la producción de esas cápsulas de D-T?
Figura 2: Proyecto NIF (National Ignition Facility) del Lawrence Livermore National Laboratory, California.
Izquierda: Microcápsula de combustible (“perdigón” mezcla Deuterio-Tritio).
Derecha: Cámara de irradiación en cuyo centro debe implotar la microcápsula al ser iluminada simultáneamente por los haces de un láser de 500 TW. En el centro de la parte superior puede verse a un operario en labores de mantenimiento.
Debemos pues concluir que el enfoque
actual de un mundo basado únicamente en la energía de fusión no solo es poco
realista, sino que en ningún caso es la panacea, ni energética, ni económica,
ni política, ni social.
Rebecca Harme, del grupo de “Los
Verdes” del Parlamento Europeo, solicitando en la Comisión de Industria que el
esfuerzo se desvíe en otra dirección, ha asegurado: “En los próximos
cincuenta años la fusión nuclear no va a luchar contra el cambio climático ni a
garantizar la seguridad de nuestro suministro energético”. Hoy, en plena
crisis económica, la opinión generalizada es que invertir 13 000 millones
de euros en un proyecto a cincuenta años, del cual no tenemos asegurada la
viabilidad, es descabellado. Claro que cabe preguntarse: ¿cuánto ha costado el
rescate bancario, solo en España?; ¿cuál va a ser el resultado del mismo?
Evidentemente se pueden hacer críticas a la fusión pero deben ser más serias y
quizás provenir de ambientes más cualificados. Sin embargo, la respuesta desde
el sector científico a estas críticas es siempre la misma, y siempre igual de
tibia, se limita a afirmar que la seguridad intrínseca de esta forma de
producir energía es suficiente pretexto como para intentar ganar la partida.
Afortunadamente hay voces discordantes
más cualificadas que piensan, no que la fusión termonuclear controlada es un
imposible, sino que el camino elegido, el ITER (iter es “camino” en latín), no
es el correcto. Estas críticas provenientes de la comunidad científica del
plasma son las más demoledoras, y no son recientes sino que incluso se remontan
a los comienzos de la puesta en marcha de tokamaks como el TFTR americano y el
JET europeo. El problema sobrevino cuando los demás dispositivos de
confinamiento magnético fueron abandonados a favor de los tokamak, sin haber
sido estudiados con la profundidad requerida ante una decisión de tal
envergadura. Los primeros en caer en el olvido, pese a su simplicidad, fueron
los espejos magnéticos y el laboratorio de Livermore, a comienzos de la década
de los ochenta del pasado siglo, estaba a punto de inaugurar uno de esos
dispositivos, también de un tamaño considerable, cuando pocas semanas antes
recibió de la administración Reagan la orden de abandonar el proyecto en favor
de la fusión por láser, con connotaciones más belicistas, relacionadas con el
famoso proyecto conocido popularmente como “guerra de las galaxias”.
En definitiva, no se han dejado
madurar las ideas, no se han hecho suficientes experimentos de laboratorio a
pequeña escala. Se ha cercenado la investigación básica. Algunos países como
España se han lanzado a gastar dinero en construir máquinas inservibles, cuando
hubiera costado mucho menos tener a los científicos y técnicos preparados con
estancias en los centros donde se cocían de verdad las grandes soluciones. El
propio Bob Hirsch, defensor a ultranza de las grandes máquinas tokamak a
comienzos de su carrera, “cuando era un joven con prisas”, –como dijo alguien–,
en un discurso ante la Sociedad Nuclear Americana en 1985, atacó la idea del
tokamak como inservible para los objetivos de la energía comercial de fusión.
¿Llevaría razón? Sus argumentos científicos terminaban con la idea de la
inviabilidad a nivel comercial de un sistema que consistía en una complicada
geometría, con anillos y más anillos abrazando una cámara de vacío a la que
apenas se podía llegar ni con radiación electromagnética; “la industria
preferirá una geometría sencilla”, afirmaba. Hirsch abogaba entonces por
dispositivos más pequeños y manejables.
También hay voces que opinan que el
problema reside en la falta de presupuesto. ¿Si se hubiera hecho el mismo
esfuerzo por desarrollar la Física del Plasma como se ha hecho para encontrar
“el color” de los quarks, sería hoy la fusión una realidad? Es más, bastaría haber dedicado el mismo
presupuesto a otros diseños que el dedicado al desarrollo del tokamak, quizás
con eso hubiera sido suficiente para encontrar la solución.
Don Grove, antiguo colaborador de
Spitzer, padre de los “stellarator”
–otro diseño de confinamiento magnético para la fusión–, y a la sazón
responsable del grupo de fusión de la Universidad de Princeton, se quejaba de
lo que parecía evidente: cuánto menos práctico era un proyecto mayor apoyo
recibía de los políticos, con tal de ganarle la carrera a algún “enemigo”. Erik
Storm, líder de la fusión por láser, compartía el mismo pesimismo: “Creo que
las soluciones a los problemas de la Humanidad pasan por descubrir el verdadero
color de los quarks”, decía. Claro que, al fin y al cabo, la comunidad de
fusión se pasaba la vida diciendo que ya estaba a punto de encontrar la energía
más segura, inagotable y barata, pero sus proyectos eran tan caros, que era más
rentable escurrir las últimas gotas de petróleo de los sitios más inaccesibles.
La última crítica conocida es más
feroz, si cabe, y proviene de Jean Pierre Petit, exdirector de investigación
del CNRS francés y gran especialista en Física del Plasma. Petit afirma que el
problema fundamental reside en el propio comportamiento del plasma de un
tokamak; las disrupciones no permitirán jamás que un dispositivo comercial
llegue a funcionar. Estos “apagones” del gas ionizado, de consecuencias
desastrosas, están muy lejos de evitarse y pueden aparecer en cualquier
momento, basta una ligera inestabilidad desencadenada por unos cuantos átomos
de impurezas mezclados con el combustible.
Es posible que el problema mayor del
ITER provenga del empeño de los socios en no hacer un fondo común y designar un
equipo de realización del proyecto. Cada país participante quiere hacer
revertir su inversión en la industria propia. En palabras de Brumfiel
periodista de la revista “Nature” que
sigue el proceso de su construcción desde hace más de 10 años: “es como si
uno pidiera bajo catálogo una serie de chapas y cientos de miles de tuercas y
tornillos para construir en el jardín de su casa un Boeing 747”. Pero hay
un par de detalles que todos olvidan: 1) en plena crisis no es difícil que
alguna de las empresas adjudicatarias de parte del proyecto quiebre a la mitad
o casi al final del camino, con el dinero gastado y la pieza a medio hacer; y
2) tras los muchos ajustes, hay piezas que nunca han sido especificadas en los
catálogos, posiblemente hasta la hora de ensamblar el conjunto no se sepa
cuáles son. Efectivamente, algunos países, como la India, empiezan a tener
problemas para cumplir sus compromisos o para repartir los contratos entre las
empresas subcontratantes.
En resumen, podemos afirmar que, por
mucho tiempo, la fusión no será la protagonista del futuro energético de la
Humanidad.
Julio
Gutiérrez Muñoz
Doctor en Física
Catedrático de Universidad de
Física Atómica, Molecular y Nuclear, jubilado.miércoles, 8 de enero de 2020
TERTULIA FULBRIGHT: ENCUENTRO CON EL DR. JOSÉ MIGUEL GARCÍA MARTÍN
Tertulia Fulbright
Dr. José Miguel García Martín
"Nanomateriales para luchar contra
las infecciones y el cáncer"
Un par de textos muy recomendables de Dr. José Miguel García Martín:
Y yo quiero ser... Nanotecnólogo
Nanotecnología para la salud
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